Mi cliente quiso dar una sorpresa a un grupo de amigos y pensó que el eje fuese un poema de A. Machado.
Cada cuaderno, personalizado y numerado, era parte de un todo que solo era legible cuando los 20 cuadernos se unían de una manera especial.
Solo uno, el del anfitrión, contenía el poema completo en su portada aunque el resto lo llevaba también en un marca páginas.